Viviendo el día de muertos en la escuela
El Día de Muertos es un evento que encapsula la riqueza de la cultura mexicana. Es una festividad que combina las tradiciones prehispánicas con influencias europeas, ofreciendo un mosaico de colores, aromas y simbolismos que conmemoran a nuestros antepasados y celebran la continuidad de la vida.
1. Viaje a través de la Historia
Esta festividad se remonta a tiempos prehispánicos, donde se creía en el viaje del alma hacia el mictlan. Cada elemento en el altar tiene un significado profundo, desde las flores de cempasúchil que guían a los espíritus, hasta los alimentos que se ofrecen para apoyar al difunto en su travesía. Esta comprensión histórica y cultural brinda a los niños un entendimiento profundo de sus raíces.
2. Integración de la Diversidad Cultural
Con la llegada de los españoles, el Día de Muertos adquirió nuevas dimensiones, integrando elementos europeos sin perder su esencia. Esta fusión cultural enseña a los niños a valorar y respetar la diversidad, y a entender la evolución y adaptabilidad de las tradiciones.
3. Aprendizaje Vivencial y Desarrollo Emocional
El proceso de crear altares, seleccionar ofrendas y participar en las festividades permite un aprendizaje vivencial que enriquece el espíritu y fortalece la conexión emocional con la tradición. Además, abordar temas como la vida, la muerte y el recuerdo en un entorno seguro ayuda a los niños a procesar emociones y a comprender la naturaleza cíclica de la vida.
4. Fortalecimiento de la Identidad
Al ser reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO, el Día de Muertos no es solo una tradición local, sino que representa la identidad y el orgullo mexicano a nivel global. Esta comprensión fortalece la identidad de nuestros estudiantes y les brinda un sentido de pertenencia y orgullo.
En el Colegio Waldorf Tabasco, vemos el Día de Muertos como una tradición importante que además ofrece una invaluable herramienta pedagógica que brinda a los estudiantes una perspectiva rica y multifacética sobre la cultura mexicana y su propia identidad. Al sumergirse en esta tradición, los niños y niñas no solo aprenden sobre su historia y cultura, sino que también desarrollan habilidades emocionales, creativas y sociales que los acompañarán a lo largo de sus vidas.